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REDACCIÓN/// Crónicas Desfiles de Moda

LOUIS VUITTON
HAY MUCHAS FORMAS DE SER REBELDE, MARC JACOBS NOS DESCUBRE LA SUYA PARA LOUIS VUITTON.
La rebeldía es el motor que hace girar el mundo. Pone en marcha nuevas corrientes artísticas, nuevas políticas y nuevos reinados. En esta colección Primavera / Verano 2014, Marc Jacobs abraza la revolución con su clan de modelos coronadas por una gran cresta de plumas. Se mueven por el escenario al ritmo de una música solemne, dejándose llevar por sus propios pasos, como si recorriesen un camino ya conocido. El carrusel, los ascensores, las escaleras mecánicas y los pasillos de hotel son ciertamente espacios que han tenido un importante papel en la larga trayectoria del diseñador por la casa. En este despliegue de creatividad teñida de negro, nos invita a cruzar el umbral para sumergirnos en una retrospectiva a corazón abierto. 

Jacobs quiere mostrar su espíritu rebelde aliándose al movimiento punk con una intención subyacente: rebelarse contra el sistema. Desafía los estándares estéticos y utiliza la moda como hilo conductor de su mensaje. En esta colección confluyen dos conceptos principales. Por un lado aparecen referencias típicas del movimiento punk: los vaqueros de tiro bajo, las chaquetas de cuero, los botines negros con tachuelas, los detalles hechos girones y las cadenas. Por otro lado, aparecen otras que recuerdan a los locos años veinte: los lánguidos vestidos de corte recto, detalles en forma de zig-zag, el talle apoyado en la cadera, los bordados con aplicaciones en negro azabache, los flecos y las plumas. Un juego de intenciones y una premonición de cambios trascendentales.

Las modelos encarnan el poder de las reinas y el sometimiento de las esclavas resucitadas del pasado. El maquillaje liviano y empolvado se enmarca en unas cejas oscuras que enturbian su mirada. Las prendas que visten son un recorrido histórico por la evolución femenina. Las siluetas envuelven y potencian sus zonas erógenas, dejan vislumbrar el cuerpo con suaves transparencias a excepción del pecho y la zona pélvica que se cubren con gran decoración. Pone de manifiesto la mujer como objeto sexual. Por una parte, se presenta altiva y dominante, poseedora de su cuerpo con pomposas hombreras, vestimentas clásicas del armario masculino, incluso con reminiscencias al traje de luces. Por otra parte, se muestra sumisa y desprotegida ante el abuso con cadenas que atan sus manos, corpiños que se sobreponen al traje masculino y rejillas que rompen la privacidad personal.

La personificación de todo este tumulto de referencias lo encumbra Eddie Campbell que recorre la pasarela con las manos encadenadas y su cuerpo expuesto, bordado con el nombre de la firma. Parece hacer un símil a la propia imagen del diseñador que ha vivido, en su propia piel, el éxito y la decadencia de una gran firma de moda como es Luis Vuitton. El carrusel se cierra en un circuito infinito entre la fuente principal y el tiovivo, un flashback de momentos que ya no volverán, pero en los que el diseñador nos ha regalado lo mejor de sí mismo. Aludiendo a una frase de Sex Pistols “true to herself and thee. For ever more". Dios salve al rey.
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SAINT LAURENT
París, Saint Laurent. Otoño / Invierno 
2016-2017
                        
                                                           
Queridos lectores:

Hedi Slimane nos ha dado una lección. Aun siendo amante empedernido de la música, en esta ocasión, ha decidido prescindir de ella para reclamar nuestra atención. La era digital en la que estamos sumergidos nos ha hecho olvidar la vida analógica: los discos de vinilo, las cámaras de película, las cartas en papel y la moda hecha a medida. No hay lugar para los románticos, ¿o sí? El diseñador, disruptivo desde que volviese a la casa en 2012 al frente de la línea femenina, ha sorprendido ahora con una reinterpretación de la alta costura en Saint Laurent. ¿Será el inicio de una nueva etapa entre el diseñador y la firma o su broche de oro como muchos afirman? Lo cierto es que su corazón dividido entre la moda y la fotografía ya lo llevó a abandonar la industria en 2007, cuando dirigía Dior Homme tras sus éxitos en YSL para hombre. De momento, nos dejamos embaucar por la voz femenina que se impone en la sala y dicta el número de cada salida como en los nostálgicos tiempos de la alta costura.

Obligados a contener la respiración para no interrumpir la melodía de los diseños, descubrimos nuevos matices y formas de entender la moda. Las modelos clavan la afilada aguja de los zapatos de tacón sobre el mármol; recorren las estancias de una casa imperial dando vida a leyendas del pasado. Las prendas se hacen eco del vestuario de las grandes estrellas del Rock: chaquetas de cuero, medias efecto cristal, maxi cinturones ajustados a la cintura, hombreras voluptuosas, escotes pronunciados en pico o asimétricos, mini vestidos, faldas globo y abrigos de pelo. Una sinfonía magistralmente orquestada por el diseñador que, según reconoció él mismo, creció rodeado de portadas de discos. David Bowie, Freddie Mercury, Madonna y el grupo Kiss al completo parecen reencarnarse en sus diseños dignos de súper estrellas.

El propio Slimane podría reconocerse como una leyenda viva dentro del mundo de la moda. Convierte en oro todo lo que toca. En estos años, ha restituido la popularidad de la firma de forma drástica con un método no aplaudido por todos, pero fiel a sí mismo y con un éxito arrollador. Acortó el nombre original (prescindiendo de Yves), rediseñó la tipografía y colección tras colección consiguió establecer el hit de la temporada. Desde su sede en Los Ángeles ha hecho que en Saint Laurent todo suene a rock, grunge y metal. En este desfile las prendas resplandecen con superficies metalizadas en tonos dorados y plateados, sin eclipsar la suntuosidad del negro azabache que se funde con pinceladas de vibrantes colores primarios. Fiel a su estética, ha enmarcado los ojos de las maniquís en un intenso negro ahumado, mientras el cabello permanece peinado hacia atrás liso e impoluto. Los labios rojos parecen maquillados para sellar con un beso el final de una carta.

Nunca un desfile sin música tuvo tanto ritmo, textura y aroma. Lejos de imponer una visión global, cada uno de los presentes pudo construir su recuerdo personal sobre el desfile. Slimane nos regaló nuestra propia banda sonora. Así bien, lo que nadie olvidará nunca será el aplauso de Pierre Bergé, viudo de Ives Saint Laurent, rompiendo el silencio cuando apareció la última salida: un abrigo rojo en forma de corazón que parecía contener el latido de todos los asistentes. El director creativo da por finalizada una función que pone en entredicho el futuro de la firma y su presencia en ella. Sin embargo, su aplomo nos demuestra que, pase lo que pase, se mantendrá firme hasta las últimas consecuencias.

Con amor,
A. M.

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Mediante este ejercicio analizamos varios desfiles de moda que marcaron un hito en la industria. Estas palabras intentan revivir lo sucedido en e Read More

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